El desembarco de los legionarios en el puerto se suspendió.
ANTONIO M. ROMERO
Fue un Jueves Santo raro el de ayer. No lució el sol y las calles de Málaga no sintieron, por la mañana, el paso de los caballeros legionarios. Y es que la lluvia que cayó sobre la capital de la Costa del Sol obligó, en primer lugar, a suspender el tradicional desembarco de estos militares en el puerto de la ciudad, y, después, a acortar el acto de traslado del Cristo de la Buena Muerte desde su parroquia hasta su trono procesional en la cercana casa hermandad. Desde las ocho de la mañana llevaban esperando algunas malagueños y visitantes en el entorno del muelle 3 para ver el desembarco de la compañía de honores del IV Tercio 'Alejandro Farnesio' de La Legión, con sede en Ronda. Allí aguantaron estoicamente el intenso aguacero.
Finalmente, a la hora prevista -las 11 de la mañana- no se produjo el ceremonial de desembarco de la tropa desde el buque 'Contramaestre Casado' ni se entonó el popular 'Novio de la muerte', lo que provocó algunos abucheos del público presente, entre quienes se encontraban personas venidas desde diversos puntos de España. Una vez bajada del barco, la tropa se subió en unos autobuses y se dirigió hacia la zona de Carranque, donde aguardó hasta la hora de la salida procesional de la tarde.A la misma hora, en la plaza de Fray Alonso de Santo Tomás, en la explanada de la parroquia de Santo Domingo, empezaban a congregarse personas -aproximadamente un millar- para asistir al traslado del Protector de La Legión. A las 12.05 horas, cuando la lluvia cesó, la puerta lateral del templo dominico se abrió y de la penumbra empezó a salir él Cristo de Mena a hombros de una escuadra de gastadores y escoltado por nueve guiones. Nada más cruzar el dintel, el nuevo párroco, Francisco García, leyó un pasaje del Evangelio, que precedió a la salida del Cristo entre los aplausos.
Toque de oración
En ese momento, un cornetín interpretó un toque de oración en recuerdo de los caídos, mientras los guiones saludaban a la imagen, que instantes después entraba en su casa hermandad. Antes de ser entronizada se leyó un texto donde se destacó la labor humanitaria y de pacificación que este cuerpo del Ejército español desarrolla en el Líbano, Kosovo y Afganistán. Instantes después, en una delicada maniobra, la talla salida de las gubias de Palma Burgos fue izada en su trono procesional, desde donde saldría por la noche para recorrer las calles de una ciudad entregada a esta imagen y a los caballeros legionarios.
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