La imagen del Sagrado Corazón de Jesús rodeada
por el imperativo ‘Detente Bala’ viaja con los legionarios destinados a
misiones en el exterior. El escapulario rememora siglos de historia
militar española, muy vinculada a la tradición religiosa, pero es
también símbolo de la resistencia de los soldados ante el riesgo
inminente de una muerte en acto de combate.
El ‘Detente Bala’
acompañaba a Iván Castro Canovaca aquella mañana del mes de marzo de
2012. Estaba en su bolsillo cuando los talibanes emboscaron el convoy a
pocos kilómetros de la base del contingente español en Qala-e-Now
(provincia de Bagdhis, Afganistán).
La Brigada de la Legión
llevaba desde octubre de 2011 desplegada en misión de la OTAN para el
adiestramiento de las tropas locales, aunque el grueso del contingente
se incorporó luego, en el mes de enero, dentro de la denominada ASPFOR
XXX.
El 7 de marzo de 2012 Castro Canovaca participaba en la
cobertura de seguridad de los soldados afganos junto a sus compañeros de
la VIII Bandera Colón de la Legión. Buscaban establecer un puesto de
observación en una peligrosa vía al sur del campamento, conocida como
Ruta Lithium, según informó entonces el Ministerio de Defensa.
Cerca
de la localidad de Ludina, sede de un estratégico “puesto de combate
avanzado”, las milicias afines a los talibanes atacaron a las tropas.
Iván Castro Canovaca, apenas veinteañero y futuro padre de una niña,
resultó herido de enorme gravedad. El proyectil entró por el hombro
derecho, alcanzó los pulmones y se alojó bajo el tórax, ligeramente
escorada hacia el costado. La pieza pasó a milímetros de puntos vitales,
pero no tocó ni el corazón ni la columna.
Cuenta el soldado que
apenas sintió el balazo. Solo cuando intentó levantar el arma para
responder instintivamente a los disparos de los enemigos en las colinas
de Bagdhis, se descubrió sin fuerza en las piernas. Se llevó la mano a
la clavícula y manchó sus dedos de sangre. Luego se desplomó sobre el
camino de arena.
Un sargento José Moreno, vestido de héroe, le
acompañó esos primeros instantes determinantes para salvar su vida.
Prestó los primeros auxilios, mientras el convoy se protegía de los
talibanes y trataba de organizar la evacuación hasta un emplazamiento
seguro.
Desde el hospital de la base de Qala-e-Now (técnicamente
conocido como Role 2) viajó unas horas después a Madrid para completar
su atención en el centro médico Gómez Ulla. Allí le visitó Pedro
Morenés, entonces ministro de Defensa, que subrayó su “moral altísima”
durante una comparecencia en el Senado para explicar el incidente.
Todavía
cuentan en la Legión la milagrosa recuperación de su compañero que,
perdido en uno de los puntos más conflictivos del planeta, guarida de
los talibanes y escenario de una guerra cruenta (y asimétrica) abierta
una década antes tras los atentados del 11S en Nueva York, fue rescatado
de la muerte in extremis por los servicios médicos y sobrevivió para
contarlo.
Cinco años después del episodio, Iván Castro Canovaca,
natural de Alcalá la Real (Jaén) y actualmente destinado en Paracuellos
del Jarama (Madrid), se reencontró cara a cara con el proyectil que casi
le mata. El coronel Victor Badós, jefe del Tercio Don Juan de
Austria, columna vertebral de la Brigada de la Legión en Viator, le
entregó la bala en un acto informal pero de enorme simbolismo celebrado
en la base Álvarez de Sotomayor (Almería).
El soldado recibió en
el año 2013 la Cruz al Mérito Militar con Distintivo Amarillo y
posteriormente fue merecedor de un galardón de la Real Orden de
Reconocimiento a las Víctimas del Terrorismo. Ambas colgaban de su pecho
en el acto celebrado en el acuartelamiento almeriense.
A pocos
centímetros de la cicatriz del balazo, Iván Castro Canovaca tiene
tatuado un escudo de la Legión y la imagen del Cristo de la Buena
Muerte, dibujado pinchazo a pinchazo antes incluso de alistarse en las
Fuerzas Armadas, como recuerda orgulloso su padre Antonio Castro. El proyectil se expondrá en el Museo de la Legión
Iván
Castro Canovaca responde al gesto del Ejército y donará la bala que le
hirió durante la misión en Afganistán al Museo de la Legión, ubicado en
el acceso a la base Álvarez de Sotomayor de Viator (Almería). A la
espera de la confirmación oficial sobre la fecha seleccionada, la pieza
se entregará previsiblemente en un evento solemne el próximo mes de mayo
donde formaron sus ex compañeros del Tercio Don Juan de Austria.
Iván
Castro Canovaca es, a pesar de su juventud, un soldado muy conocido
entre los miles de legionarios desplegados por Almería, Málaga, Ceuta y
Melilla. El disparo recibido durante la misión en la provincia de
Bagdhis provocó un enorme impacto en todo el contingente español y su
milagrosa recuperación se vivió con alivio.
No en vano, Afganistán
es con mucha diferencia el terreno donde España ha perdido su mayor
número de soldados (un centenar, además de más de 80 heridos). Apenas
tres meses antes murió tiroteado en la misma Ruta Lithium el sargento
primero Joaquín Moya Espejo, cordobés de 35 años de edad. La última
víctima española en el conflicto es David Fernández Ureña, sargento del
Ejército de Tierra de 35 años de edad y natural de Bilbao. Falleció en
un atentado en Qala-e-Now a principios del año 2013.
La Legión es
punta de lanza de las Fuerzas Armadas en misiones en el exterior y,
menos en Irak, ha abierto la presencia española en todos los conflictos.
En Afganistán ha participado en varias rotaciones en 2006, 2008, 2010,
2011 y 2012.
En las fechas del ataque al grupo de Iván Castro,
los legionarios integraban un equipo de “adiestramiento y mentorización”
a las tropas locales (llegado en 2011) y un contingente mayor
constituido como ASPFOR XXX. Desde el año 2014 España tiene previstos un
máximo de485 militares dentro de las fuerzas internacionales en
Afganistán, repartidos fundamentalmente entre Herat y la capital Kabul.
Malagueño Mauricio Lobato ganó en Ceuta prueba reina de la Cuna de la Legión
Ceuta, 4 mar (EFE).- El corredor malagueño Mauricio Lobato se
impuso este sábado en Ceuta en la prueba reina, la carrera a pie de 50
kilómetros, de la II Carrera Cívico-Militar Cuna de la Legión, en la que
participaron 2.202 deportistas en una competición de
marchadores-corredores y ciclistas.
Fernando Colado, del gaditano Odaifi Algeciras, ganó la prueba de los
20,2 kilómetros y el melillense Joaquín García Nieto se impuso en la
modalidad de bicicletas.
La prueba, que se disputó bajo un fuerte viento de poniente, es la
primera organizada por La Legión en el presente año y a la que seguirán
posteriormente los '101 kilómetros de Ronda' y la 'Africana' de Melilla.
La competición se inició en las Murallas Reales de la ciudad autónoma
con la prueba ciclista, bajo una distancia de 58 kilómetros sobre un
exigente recorrido.
Diez minutos después arrancó la carrera a pie, con dos modalidades, una de 20,2 kilómetros y otra de 50,5 kilómetros.
La II Cuna de la Legión reunió a 2.202 participantes, de los cuales
777 han llegado a Ceuta procedentes de distintos puntos de la geografía
española.
La prueba, organizada por el Tercio Duque de Alba 2º de la Legión y
costeada por la Ciudad Autónoma con una subvención de 60.000 euros, tuvo
como ganador en los 50 kilómetros a Mauricio Lobato con un tiempo de 4
horas, 9 minutos y 31 segundos.
El corredor, que es militar perteneciente al 4º Tercio de La Legión,
aventajó en casi cinco minutos al ceutí Mustafa Al-Lal, que fue segundo.
En categoría femenina la campeona en la distancia larga fue la ceutí
Lorena Gueder, que ya se impuso el año pasado, con 5 horas, 17 minutos y
35 segundos.
En la carrera de 20 kilómetros el triunfo fue para Fernando Colado
con 1 hora, 22 minutos y 02 segundos, seguido de Eduardo Calderay, del
Club Natación Melilla.
La ceutí María Bohórquez fue la primera fémina con 1 hora, 35 minutos
y 3 segundos, mientras que el melillense Joaquín García Nieto venció la
prueba ciclista con un tiempo de 2 horas, 32 minutos y 57 segundos. EFE