domingo, 12 de junio de 2016

La Virgen de la Soledad, fiel a su estilo estético en la procesión de vuelta, lució el nuevo halo, que deslumbra tanto de cerca como visto al pie del trono

12-06-2016TuentiMeneame


MIGUEL FERRARY La toca de seda blanca volvió a lucir en la cabeza de la Virgen de la Soledad y tras la novedosa apuesta en el traslado, con estética antequerana y tocado que recordaba al que llevó a principios del siglo XX. La procesión triunfal de regreso ya no era momento de experimentar, sino de exponer la Virgen de la Soledad en todo su esplendor, con esa personal estética que la hace perfectamente reconocible.
Llamó mucho la atención el halo de coronación, una pieza de excepcional calidad y trufado de detalles. Es cierto que la distancia existente por ver el halo al pie del trono impide disfrutar de cada detalle de la pieza, pero sigue manteniendo una presencia rotunda.
También destacó la nueva saya, muy llamativa con un bordado de filigrana pero también pensada para disfrutar desde la distancia. Joaquín Salcedo, bordador que ha ejecutado la saya con diseño de Curro Claros, no perdía detalle de la salida procesional.

Algunos de los regalos recibidos por la Virgen de la Soledad con motivo de su coronación fueron utilizados para la procesión. Así, el barco de plata regalado por los Dolores del Puente fue colocado justo encima de la cartela central, lo que hacía el efecto de que estuviese a los pies de la Virgen. También se apreciaba el timón regalado por el Cautivo, en un lateral del manto de procesión; el broche regalado por las hermandades del Miércoles Santo y las medallas de la Agrupación de Cofradías y de la ciudad.
Recibimiento
La salida de la Virgen de la Soledad Coronada se hizo con la marcha Soledad Coronada, que guió la maniobra de giro en la calle Alcazabilla. Una vez que el trono se puso en posición y pasó por delante de la casa hermandad de Estudiantes, la Coral Polifónica de Nuestra Señora de la Paz empezó a interpretar la Salve Marinera, con música de la Banda de la Expiración. Fue un momento muy emotivo. Sin apenas tiempo, la Banda de la Expiración inició los primeros compases del Gaudeamus Igitur, también cantado por la coral, mientras que el trono iniciaba su camino de regreso a su casa hermandad.

El momento de echar los «Aleluyas» a la salida al paso del cortejo provocó cierto caos al caer donde estaban los hermanos más jóvenes, que abrían la sección de velas. En ese momento se lanzaron a coger un recuerdo en forma de estos papelitos, rompiendo las filas de las velas. Afortunadamente fue solo un momentáneo.

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