viernes, 7 de marzo de 2014

Me has emocionado. Absolutamente completo. Para mi muy bien escrito. Disfruralo, yo lo acabo de hacer. Un abrazo amigo. El 07/03/2014 10:17, "Adolfo de Clemente Martínez" escribió: Un año más, y ya sumamos los veintisiete, con la Cuaresma nos llega la vigésimo séptima edición de las Tertulias Cofrades Frente a la Tribuna. En esta ocasión, no sin dolor por el cambio pero también con alegría por el futuro, nos reunimos en un nuevo enclave. Nos acoge, esperemos que por muchos años, un nuevo local y una nueva firma; ambos nos son de sobra conocidos y sabemos del esfuerzo que, desde que hubo que tomar la decisión de cambiar nuestro punto de reunión tertuliana, han hecho propietarios y trabajadores para que nos sintamos como en nuestra casa. Muchas gracias por vuestra acogida. Decía que son ya veintisiete los años de vida del ciclo de las Tertulias Cuaresmales de Frente a la Tribuna; casi media vida de unos y más de la mitad de otros, es testigo del interés que para los componentes del Foro de igual nombre tiene la secular celebración de las fechas que conocemos por la Semana Santa. También hay otra novedad, en esta ocasión hemos "perdido" nuestro tradicional "Jueves de Cenizas" pasando a ser, es obvio, "Viernes de Cenizas", las circunstancias obligaron a esta modificación y esperamos recuperar la fecha del primer Jueves de Cuaresma para el año 2015. Todo lo demás sigue igual, tanto para las Tertulias como para el Foro; cada uno manteniendo sus fobias y sus filias, términos médicos de la psicología moderna que si bien son correctos en la aplicación dudo mucho pudiera explicarlos a la luz de la Ciencia el Dr. Freud y sus discípulos en todos y cada uno de nosotros, posiblemente porque en nuestro caso esas fobias y filias son fruto de los sentimientos de nuestro corazón más que de la razón o sin razón de nuestra mente. De cualquier modo, cuando un grupo de individuos de tan heterogéneas personalidades, ideologías y visión de la vida, es capaz de reunirse todos los meses, y en Cuaresma más de una vez cada mes, para hablar de cofradías es claro que quienes lo conforman son dignos sujetos de profundo estudio clínico. Durante estos veintisiete años el ciclo de Tertulias Cuaresmales de Frente a la Tribuna no ha venido solo; el ciclo ha venido siempre y en cada edición acompañado de una imagen, una imagen que se ha convertido en cartel, siendo este pionero en la cartelería cofrade malagueña, hasta el punto que, excepción hecha del Cartel Oficial, es, creo no equivocarme, no ya uno de los que más años ha cumplido sino el que más años cuenta de existencia. En toda la historia, pequeña historia, de la cartelería de Frente a la Tribuna, ha habido , como en los colores, para todos los gusto; pero independiente de los gustos, todos, absolutamente todos, han llevado una firma nunca impresa que han recogido acrisoladamente la ilusión del artista y la de este grupo de amigos que a lo largo de años ha sabido aglutinar nuestro querido Paco Villasana. Firmas consagradas y firmas casi anónimas, firmas en definitiva que este año suma una más: suman la firma de una pintora que derrocha, pareja a su juventud, la gracia de sus pinceles para dejar constancia de su personal visión del mundo que la rodea. La autora, elegida con la misma meticulosidad que se eligió a sus predecesores y predecesoras, permitidme que destaque que es la tercera mujer que realiza este cartel, y atracada a mano armada, y en el mejor de los sentidos, como también lo fueron sus predecesores en la tarea de anunciar nuestro ciclo de tertulias, respondió con la misma diligencia que los otros veintiséis artistas. La misma diligencia y, supongo, la misma incertidumbre, la misma responsabilidad y las mismas dudas al asomarse a un mundo tremendamente observador y crítico con todo lo que a él se refiere. Envidiablemente joven y admirablemente jovial, nuestra pintora de este año de dos mil quince nació en Madrid, en un año que, por deferencia debida a toda dama, me vais a permitir que omita. Desde niña se sintió atraída por el mundo de los colores, llevándola esta atracción, primero, a emborronar papeles y más tarde a realizar interesantes y bellas pinturas. Su arte connatural se ha ido, y en ello continua, perfeccionando de la mano de otro agraciado y experto pintor, Juan Carlos Ospina, ha llegado a una buena altura y por su ansia de perfección es patente que seguirá su ascensión en ese difícil mundo de la paleta y los colores. Enamorada de su esposo, llegó a Málaga justo para el comienzo de la Semana Santa. Llegó a tiempo justo de ver la procesión del "Señor de la sonrisa eterna" y su madre del Amparo. Niños penitentes que ninguna penitencia tienen que cumplir y que en su inocencia disfrutan vestidos de hebreos con el elegante cimbreo de las palmas marfileños que portan mientras sus corazones gritan, aun sin saberlo ellos, ¡Hosanna. Bendito él que viene en el nombre del Señor! son los primeros cofrades que sus ojos vieron bajo la luz especial de nuestra tierra. Su corazón, siempre el corazón, sintió esos latidos previos al enamoramiento. Los había sentido cuando por vez primera vio al que sería, y felizmente es, su compañero de camino no lo supo entonces, como tampoco lo supo aquel Domingo de Ramos, que se estaba enamorando. Como los adolescente buscan estar cerca de la persona que les enamora, Estrella, de la mano de Fernando, buscó estar presente en las esquinas, buscó contemplar nazarenos, penitentes, cristos y vírgenes, busco embriagarse hasta la borrachera con los aromas del azahar en flor, del incienso y las flores, ese regalo de Madre Natura, que los cofrades ponen en los tronos donde con amor extremo pasean a las imágenes de sus devociones cada primavera y, dejándose llevar por la música, cayó rendida y para siempre en los brazos de la Semana Santa de Málaga Domingo, lunes, martes, miércoles, jueves, cada día era distinto al tiempo que igual, cada día tenía su propio sello que a un mismo tiempo le hacía distinto a los demás y parejo en sus conceptos. Así, cada día más enamorada, llego al Viernes Santo; Fernando, su compañero no la podría acompañar en esa fecha. Fernando era, y es cofrade. Era y es hombre de trono, y ni siquiera en aquella primera Semana Santa de su vida matrimonial quiso faltar a la cita anual con sus imágenes del Amor y la Caridad. Durante cinco días le había mostrado a Estrella la Semana Santa, ahora, al día sexto, había llegado el momento de mostrarle lo que es el sentimiento del cofrade, el sentimiento de quien tapando su cara con un capirote y portando un cirio ilumina el camino o, como en su caso, metiendo el hombro se convierte en pies de Jesús y María. Estrella es cofrade, la vida cofrade la gano para su causa. Estrella es penitente y, con esa agudeza y perfección que la caracteriza, matiza: soy penitente no nazarena... Estrella va detrás de un trono desde aquel su primer Viernes Santo malagueño. Mientras los demás ven pasar la procesión, Estrella ve como los demás ven el sacrificio de la penitencia... Estrella, ya lo he dicho, es penitente de la Semana Santa de Málaga. Ella sabrá que íntima petición o agradecimiento mana su corazón de esposa y madre de dos hijos, Estrella y Nando. Ni lo sé ni quiero saberlo, que para eso son sus intimidades y no las mías, pero fuertes, muy fuertes, deben ser cuando ni un sólo Viernes Santo, madrileña anónima se hace pueblo malagueño para acompañar a la su Cofradía. La emana Santa, para Estrella, es, a más de devociones y sentimientos, historia y misterio... Por qué es historia, cuando tiene ante ella el lienzo en blanco, cierra los ojos respira profundo y una imagen surge en su mente... algo coetáneo con los inicios de las prácticas devocionales... algo más antiguo que la misma Catedral malacitana, algo que, como algunas corporaciones nazarenas, tenga más de cinco siglos de existencia. Porque es misterio, en su mente cinco nazarenos, cinco hermanos de luz hablan entre ellos... Nadie sabe que hablan... son las cosas íntimas que se cuentas los cofrades tras el anonimato del capirote, pero es cierto que en su dialogo, entre profano y divino, no faltaran palabras de Amor para las sagradas advocaciones de sus benditos Titulares, como tampoco faltarán estas, que todos sabemos por haberlas pronunciado muchas veces... "Un año más, hermano..." "Que Ellos nos vuelvan a reunir aquí el año próximo, hermana..." o esa otra que nos ahoga con un nudo de dolor al notar la ausencia dolorosa de un amigo... "Ya está con Ellos en su reino..." Podría cansaros dando explicaciones técnicas de la obra que sirve de soporte para el cartel de este año, y sin presumir de experto crítico, igual hasta lo haría bien; pero no, fiel a lo que siempre digo de mi mismo en cuestiones como las que nos ocupa, hoy volveré a repetirlo. Soy, y no pretendo ser más, en cuestión de Arte y en el más puro y amplio sentido de la palabra "un simple". Para mí sólo caben dos calificaciones una vez contemplada la obra: o es buena o es mala, no hay medias tintas en mi simpleza crítica. Es buena la obra si su contemplación despierta mis sentidos; por el contrario, si mi espíritu permanece indiferente es mala, mala de solemnidad. La obra que vamos a contemplar en unos segundos me despertó los sentidos, agudizó mis sentimientos y me transmitió emociones, inquietudes y hasta una pregunta. Espero que el esfuerzo y la ilusión puesta por doña Estrella Cuenca en este trabajo con que honra en este año el anuncio de nuestras Tertulias Cuaresmales Frente a la Tribuna despierte en ustedes, como en mí lo hizo, sus sentidos y sentimientos, no pasando en ningún momento desapercibida ni creando indiferencia... Muchas gracias. A. de Clemente Martínez Adeclemar

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