ÁNGEL COLLADO MADRID
Domingo , 07-02-10
La Legión se ocupará el mes próximo de relevar a las unidades de montaña ahora desplegadas en la guerra de Afganistán como fuerza principal del contingente español compuesto ahora mismo por 998 militares sin contar guardias civiles, soldados del Ejército del Aire que se ocupan del control del aeropuerto de Kabul y los ingenieros que se emplean en la construcción de la nueva base de Qala-i-Naw. El Estado Mayor ha decidido que sean legionarios los que se hagan cargo tanto del relevo ordinario del contingente como del refuerzo de otros 511 soldados comprometido por Zapatero a petición de Obama.
Según ha sabido ABC de fuentes militares, el Ejército ha elegido esta vez a las unidades de la Brigada «Rey Alfonso XIII», en concreto del Tercio «Alejandro Farnesio», con sede en Ronda y que tiene como fuerza fundamental de maniobra a la X Bandera, que lleva el nombre del fundador de la Legión, Millán Astray.
El nombre del primer jefe del Tercio de Extranjeros, que cumple en septiembre 80 años de servicio y ha estado siempre en primera línea en todos los conflictos bélicos de la historia reciente de España, está de plena actualidad por ser perseguida su memoria, en placas y monumentos, a cuenta de la llamada «memoria histórica» promovida por Zapatero.
Entre mediados de marzo y principios de abril, según los planes del Estado Mayor de la Defensa, los legionarios constituirán el grueso del nuevo contingente español en Afganistán -denominado Aspfor XXV-, que también será el más numeroso y con más misiones, como la añadida de entrenar sobre el terreno y en la práctica de combate, a 2.000 soldados afganos.
El jefe del Tercio, el coronel Miguel Martín Bernardi estará al frente y sus fuerzas contarán ya con todos los 61 nuevos blindados RG-31 preparados para sustituir a los viejos BMR en la misión.
La próxima primavera será clave en el intento de la OTAN por recuperar la iniciativa perdida ante la ofensiva talibán. También en las provincias encomendadas a las fuerzas españolas que han visto cerca de sus bases, en Herat y en Qala-i-Naw, cómo los insurgentes se crecen y dificultan las labores de reconstrucción del país y de fortalecimiento del Estado que gobierna Hamid Karzai.
Un invierno inusualmente suave y casi sin nieve ha permitido a los talibanes y señores de la guerra que controlan el tráfico de drogas, genéricamente calificados como insurgentes, moverse con más facilidad que otros años.
El problema principal al que se enfrentan en las últimas semanas las fuerzas españolas es el control de la estratégica «Ruta Lithium» que une las localidades de Qala-i-naw y Bala Murghab, en la provincia de Bagdhis, con 150 kilómetros de frontera con el vecino país de Turkmenistán. Abierta por los españoles para el desarrollo de la zona, hacerse con su control es la prueba que los insurgentes necesitan para confirmar el éxito de su ofensiva, según reconocen en fuentes militares. Allí murió, en el paso de Sang Atesh, el soldado Romero Meneses. Era la última emboscada tendida por los talibanes contra una columna de blindados que iba precisamente en misión de patrulla para mantener la ruta abierta.
«Misión de paz»
La doctrina oficial sobre la «misión de paz» ha privado de elogios públicos, por los reflejos y la destreza demostrada en el combate, a la sección del Regimiento de Cazadores de Montaña «Arapiles 2» que repelió el ataque y causó tres bajas mortales entre los talibanes después de que resultara herido en el BMR reventado por una mina su jefe, el teniente Jordi Rubio. Pese a la baja propia, según fuentes militares, quedó demostrado el valor y el alto grado de preparación de los cazadores de montaña.
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