Había expectación por conocer la opinión del nuevo obispo sobre el mundo cofrade. Jesús Catalá, consciente de ello, se refirió a ello en su primera comparecencia pública lanzando un mensaje conciliador. «La religiosidad popular es una expresión muy importante de nuestro pueblo; deseo impulsar, conocer y potenciar la vida de las cofradías», subrayó ayer el prelado, quien recordó que en sus anteriores destinos (Valencia, Roma y Alcalá de Henares) también había hermandades, aunque reconoció que en Málaga hay una manera especial de vivir este fenómeno.
«Estoy abierto, no vengo con prejuicios y espero un diálogo sincero con las cofradías», afirmó el obispo, quien animó a los cofrades a vivir la fe y a profundizar en la vida cristiana. «¿Qué les pido a los cofrades? Que sean buenos cristianos, que vayan a misa los domingos y en las fiestas, que vivan la caridad y que sean testigos del Evangelio en su familia y en el trabajo» apostilló el prelado, que no se pronunció, hasta conocer bien el tema, sobre la posibilidad de procesiones el Sábado Santo.
Éste fue uno de los asuntos abordados en su rueda de prensa de casi una hora de duración en la que se refirió a la homosexualidad. Jesús Catalá desmintió que haya «maltratado o hablado mal» de los homosexuales. «Los respeto con todo cariño y acepto lo que dice la Iglesia sobre ellos; como personas tienen mi respeto, como cualquier otro ser humano, como el no nacido, como el adulto maduro, como el joven, como todos. Otra cuestión es el criterio moral sobre eso, en el que no voy a entrar», dijo.
Este valenciano de 59 años calificó de «gran sorpresa» y como «un reto muy fuerte» su nombramiento como obispo de Málaga y se deshizo en elogios a su nueva tierra. «Espero que Málaga sea mi ciudad del alma. Desde el primer momento me he sentido como en casa», subrayó.
«Estoy abierto, no vengo con prejuicios y espero un diálogo sincero con las cofradías», afirmó el obispo, quien animó a los cofrades a vivir la fe y a profundizar en la vida cristiana. «¿Qué les pido a los cofrades? Que sean buenos cristianos, que vayan a misa los domingos y en las fiestas, que vivan la caridad y que sean testigos del Evangelio en su familia y en el trabajo» apostilló el prelado, que no se pronunció, hasta conocer bien el tema, sobre la posibilidad de procesiones el Sábado Santo.
Éste fue uno de los asuntos abordados en su rueda de prensa de casi una hora de duración en la que se refirió a la homosexualidad. Jesús Catalá desmintió que haya «maltratado o hablado mal» de los homosexuales. «Los respeto con todo cariño y acepto lo que dice la Iglesia sobre ellos; como personas tienen mi respeto, como cualquier otro ser humano, como el no nacido, como el adulto maduro, como el joven, como todos. Otra cuestión es el criterio moral sobre eso, en el que no voy a entrar», dijo.
Este valenciano de 59 años calificó de «gran sorpresa» y como «un reto muy fuerte» su nombramiento como obispo de Málaga y se deshizo en elogios a su nueva tierra. «Espero que Málaga sea mi ciudad del alma. Desde el primer momento me he sentido como en casa», subrayó.
Alabanzas
Catalá destacó la buena labor desarrollada por la Iglesia malagueña y manifestó que no viene con un plan personal de trabajo bajo el brazo porque no es un político y cada diócesis «tiene su idiosincracia». Según añadió, aún tiene que conocer a fondo la de Málaga.
Con sentimiento, recordó sus orígenes en el seno de una familia de campesinos en la huerta levantina, sus trabajos en el campo y su sueño frustrado de dar clases en la universidad. Los designios divinos le llevaron por otra senda. «Mi gran universidad ha sido el Vaticano», subrayó este políglota de sólida formación intelectual, que pasó una década en Roma, donde adquirió «una visión global» del papel y el trabajo de la Iglesia católica.
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