jueves, 17 de marzo de 2011

INTERESANTE ARTICULO.Mediadora, Humildad y Paciencia y la Agrupación de Cofradías.


Un ño más, con la Cuaresma reaparece el debate sobre le hipotético ingreso de estas dos hermandades de barrio en el seno agrupacional. Viene ya siendo una tradición, como las torrijas de azúcar o de miel.

Lo primero que hay que dejar claro (por si alguien lo desconoce) es que estas dos corporaciones son cofradías de pleno derecho desde hace varios años, como lo pueden ser el Cautivo o la Esperanza, con el único matiz de que no forman parte de la nómina de la Agrupación y por tanto no pasan por el recorrido oficial, ni pueden participar corporativamente en el Resucitado ni el Via Crucis de Cuaresma ni salen en la revista la Saeta.

Y aunque sea de perogrullo decirlo, hay que aclarar que no forman parte de la Agrupación porque son de reciente creación, o sea, que hace una década no existían. Distino es el caso de las hermandades de Puerto de la Torre o Churriana que son más antiguas y nunca se ha hablado de su posible ingreso, aunque otro debate sería que formasen parte del ente de San Julián aunque no bajasen en procesión al centro.

El debate este año viene con más fuerza ya que ambas entidades van logrando objetivos (con una rapidez increible) debido al gran respaldo humano que les proporciona el que sus sedes canónicas estén ubicadas en zona densamente pobladas, como calle la Unión o el barrio de las Delicias, circunstancia que constrasta con el desierto demográfico de algunos puntos del centro de Málaga o sus barrios adyacentes.

Ambas corporaciones van sumando cofrades y patrimonio a la nómina local, y creo que todos estamos de acuerdo en que sumar siempre es positivo. Los de calle la Unión han construido una flamante casa hermandad (a prueba de tornados), están inmersos en el día a día de la parroquia San Vicente Pául, y son un referente organizativo en su entorno con festivales benéficos, cruces de mayo, cabalgata de reyes, celebración de la Navidad, etc. etc. Para más inri este año estrenarán un segundo trono en el que se incluira la novedad de un grupo escultórico que se recupera en en Málaga como es a Jesús sentado en una peña del Calvario a la espera de ser crucificado.

Los de las Delicias hicimos (y digo hicimos porque pertenezco a la entidad como hermano de número y uno de los fundadores de la misma) el año pasado un gran esfuerzo con el estreno del trono de la Virgen, que por primera vez procesionó bajo palio, para lo que hubo que reformar la puerta de la iglesia de su sede del Ave María.


Por tanto, nos encontramos ante dos cofradías con un impresionante respaldo social, integradas en el día a día de sus parroquias, con una gran proyección de crecimiento y que procesionan en las vísperas de Semana Santa. Es obligado recordar que ambas desarrollan una importante labor social y formativa en sus sedes, colaborando con Cáritas y formando parte como un grupo más de los consejos parroquiales.

El hasta hace unos meses hermano mayor de Mediadora, mi buen amigo Salvador de los Reyes reflexionaba el viernes pasado en el programa Bajo palio de Canal Sur sobre el concepto “no agrupadas”, siendo una expresión negativa (nunca mejor dicho por lo de “no”) pero sobre todo injusta y extraña, tanto como decirle a una cofradía que pertenece a la Agrupación “cofradía sí agrupada”. Ese adverbio de negación indica una falta o carencia que desprestigia a estas instituciones más aún cuando todas las hermandades de antes de 1921 eran no agrupadas y nadie las denominaba como tal.

Es curioso como estas dos cofradías del oeste de Málaga son un ejemplo de los distintos estilos de hermanades malagueñas. La de calle la Unión es más participativa (más de 1.000 hermanos), más popular y activa en su barrio (la iglesia está en el centro del mismo), realiza más actividades, tiene una sede propia, tronos más grandes, y la puesta en escena es más abierta, con presidencias civiles, mantillas, tronos a pulso, banda de cabeza, etc. etc.

Por contra, Mediadora tiene un estilo más “clásico” e intimista, lo que le condiciona un menor número de hermanos (unos 500) pero cuenta con la riqueza humana del colegio Ave María justo en su sede lo que le proporciona una inagotable cantera de juventud.

La primera ha salido de tinglados o de salón de tronos mientras la segunda ha salido de dentro, lo que seguramente condiciona asimismo una distinta visión de una posible Estación de Penitencia en la Catedral, más en la línea de Mediadora que en Humildad.

Así, el debate está servido, a lo que se le une el reparto de beneficios que las agrupadas consiguen por las sillas (unos cuantos miles de euros, que nunca vienen mal), o las distancias de ambas sedes al centro y el posible mínimo patrimonio que se le exige a una hermandad para pasar por calle Larios.

Pues bien, hoy el suplemento de Diario Sur saca este tema a colación y es sumamente de interés tanto la opinión de reconocidos cofrades, como Esteban Ribot, Pepe París o Jesús Castellanos, como la opinión de los lectores. Curiosamente Sur no incluye la opinión de las hermandades aludidas. Increible, más que otra cosa.

Con todos los respetos hacia las distintas opiniones, me parece alucinante que el Sr. Ribot cuestione la consolidación del aspecto religioso de estas corporaciones, y sin rubor compare el nivel patrimonial actual con los que tenían Santa Cruz o Nueva Esperanza cuando solicitaron su ingreso, lo que demuestra un claro desconocimiento de estas dos nuevas cofradías de barrio. El titular afirma que “le falta madurez a estas dos hermandades”, algo así como que son inmaduras, como los chanquetes. Además, ¿ Que preparación cristiana necesitas para agruparte que no necesites para ser hermandad? Agruparse no deja de ser más que una cuestión técnica frente a la gran importancia de la aprobación de los estatutos de una nueva entidad cofrade.

El amigo Pepe París es mucho más consecuente, más en consonancia con la opinión de los lectores, pero lo que no deja de sorprendente es la opinión de Jesús Castellanos, Vicepresidente de la Agrupación, aunque supongo que la opinión que escribe en Sur será a título particular ya que el ente de San Julián nunca se ha posicionado al respecto, y supongo que no piensa hacerlo.

El amigo Jesús, (al que considero uno de los referentes cofrades en los últimos 30 años en Málaga, tanto por su visión de católico comprometido como por su trabajo a pie de obra en San Julian) afirma que “la mejor meta es que permanezcan en sus barrios”.

Está claro, Jesús, que “cada corporación es fruto de un tiempo y un espacio”, y por eso mismo, hoy en día tiene más mérito la creación de nuevas cofradías en zonas sin referentes tales en una sociedad cada vez más laica y beligerante con la Iglesia. Pero ese espacio es la ciudad de Málaga, ya que considero que pertenecer a un barrio no desligitima la opción de querer buscar la Catedral o la zona de sillas, que multiplica exponencialmente la repercusión mediática de una puesta en escena.

En una sociedad global una cofradía puede ser vista en las calles por unas 100.000 personas, pero cuando entra en las “sillas” puede llegar su mensaje catequético a millones de católicos o no, en cualquier rincón del planeta a través de tv o de internet, de ahí lo legítimo que puede ser buscar para una cofradía de vísperas ese altavoz.

Además, bajar al centro desde un barrio es totalmente compatible con la catequesis y el trabajo en el propio barrio, de ahí que me permito discrepar de la afirmación de que “poner los ojos en el centro, claramente las apartaría de su barrio”. A los hechos me remito, y así Nueva Esperanza es más de su barrio de Nueva Málaga desde que baja por Martínez Maldonado al centro. La cofradía ha conseguido poner al barrio en el mapa cofrade andaluz y ha conseguido una autoestima identitaria de sus vecinos que por unas horas “toman” con sus imagenes el centro de la ciudad.

No hay color entre la procesión de cada Martes Santo con aquellas salidas de Viernes Santo por su zona. Está claro que la catequesis y la repercusión actuales son infinitamente mayores, y la esencia de barrio no se ha perdido, más aún la cofradía se conoce aún más por el nombre de su barrio, como en Sevilla hay hermandades lejanas conocidas por sus barrios, como el Cerro o Santa Genoveva. Por tanto, ser de barrio y bajar a la Alameda es totalmente compatible, decir lo contrario es un error mayúsculo.

Es lo mismo que Antonio Banderas (valga el simil este año por ser pregonero ) El amigo Antonio es más malagueño desde que triunfa en “Jolivú”, su internacionalidad lo hace más local. Pues en el tema cofrade, tres cuartos de lo mismo.

Cuestión aparte es si desde calle la Unión o desde las Delicias se puede bajar al centro y volver en procesión. ¿Es técnicamente posible?

Desde la Unión, está claro que sí, ya que pienso que es el límite máximo para bajar y regresar, siendo algo parecido a Nueva Esperanza. Es tan fácil como coger el google earth y hacer mediciones. Este 2011 es la prueba de una comitiva con 2 tronos, aunque siempre la clave está en el de la Virgen.

En el caso de Mediadora es distinto, y pienso que es técnicamente imposible salir en procesión desde las Delicias, hacer barrio por (Manuel Altolagurre, Trafalgar, Lepanto, Emilio Prados, Ildefonso Marzo, etc.) bajar por Huelin, entrar en la Alameda, hacer Estación en la Catedral y regresar. Serían, por lo menos 3 ó 4 horas más que Humildad, que ya estaría en el límite de las 10 u 11 horas, siendo por tanto casi un “suicidio cofrade”,

¿La solución? Ya está inventada, por ejemplo en el Calvario que no tiene su sede donde sale o se encierra, o en las cofradías de los Gitanos de Granada o de la Agonía de Córdoba que salen del centro y se encierran en su barrio, con un traslado previo, o incluso la opción inversa. Por tanto, ante grandes distancias, grandes soluciones, y sin perder la esencia de barrio.

En fin, un tema apasionante para la Málaga cofrade y para estas dos “maduras” cofradías. Tiempo al tiempo. El no haber pedido aún el ingreso es un síntoma de madurez. La pelota, en su momento, estará en el tejado de la Agrupación y del Obispado y seguro habrá un final feliz en que todos saldremos ganando: las cofradías de barrio, sus barrios, la Agrupación, y lo más importante de todo: La Iglesia de Málaga.

Nueva Esperanza ha pasado de 500 a 3.000 hermanos desde que se ha agrupado en una década. Además ha mejorado su patrimonio y ha construido una gran casa hermandad. Por lógica en la Unión o las Delicias pasaría lo mismo, y así los 1.500 hermanos que suman ambas (más o menos) podrían convertirse en pocos años en 5.000 ó 6.000, captando para la causa cofrade a muchísima gente que ahora no forma parte de ninguna cofradía. Por tanto, agruparse es un medio, no un fin. Un medio para crecer en positivo. No aceptar su ingreso (si alguna vez lo solicitan) sería cortarles las alas y condenarlas a la mediocridad.

Por ejemplo, y sin salirnos del tema, seguro que la “historia del tornado” hubiese sido distinta si Humildad hubiese estado agrupada y no tener que luchar “contra los vientos” ella sola.

La aceptación será el momento en que de 1921 se pase al siglo 21.

Jose Manuel Leiva Pérez

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