Ana M. Flores Guerrero, dijo sobre nuestra Congrecaión lo que abjo sigue:
Reclinada la cabeza, coronada de espina año tras año y ante el pasmo del cielo y la tierra, pende yerto de la Cruz, el Cristo de la Buena Muerte.La Magdalena, sin miedo permanece arrodillada a tus pies, Señor.
Enlutados nazarenos y valerosos caballeros legionarios entre banderas, guiones y estandartes te acompañan y al son de tambores y cornetas rezan y cantan, cantan y rezan.
Oración que se repite en cada acuartelamiento como yo misma pude comprobar un sábado legionario de un caluroso Septiembre.
Muerte, “¿Donde está, muerte, tu victoria?” Ha sido vencida por Cristo.Tú que hiciste de la muerte vida.Enséñanos a saber vivir,para saber morir como Tú.
Que vives y reinas por los siglos de los siglos,Cristo de la Buena Muerte.
Sobre olas de fe navegas, desplegadas las doradas velas de tu palio, mientras la brisa juguetona se entretiene con tu blanca toca.
Señora de la Soledad, eres timón, jarcias y aparejos de nuestras vidas
.Capitana de nuestras almas.
Faro y guía de nuestras inquietudes.
Puerto y refugio en nuestras adversidades.“Salve, Señora de la Soledad,iris de eterna ventura,fénix de inigualable hermosura.
Madre del Divino Amor”.Salve, Señora.
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