La Opinión de Málaga
El imaginero Rafael Ruiz Liébana restaura en los astilleros Nereo el mascarón del histórico buque escuela. En 1965 un joven malagueño esculpió la anterior figura
ALFONSO VÁZQUEZ. MÁLAGA
La diosa Minerva tiene el rostro más terso y brillante gracias a las buenas manos del imaginero malagueño Rafael Ruiz Liébana, que acaba de restaurar el mascarón del barco más famoso de la Armada Española: el buque escuela Juan Sebastián Elcano.
El famoso artista malagueño ha dejado como nueva la figura tallada en cedro americano de la diosa romana, y es que el trasiego por tantos mares no perdona: desde que fue realizado hace casi 25 años, el mascarón ha ´recorrido´ más de medio millón de millas náuticas, equivalente a 23 veces la vuelta al mundo.
Los veteranos astilleros Nereo en Pedregalejo fueron los encargados de acoger la pieza, que ha convivido con la construcción del bergantín del general Gálvez. Dos testigos de la historia naval española en unos metros cuadrados de costa malagueña.
Según explica la oficina de relaciones públicas de la Flota, Rafael Ruiz Liébana ha tenido que hacer frente a los deterioros del mar, la intemperie y a las numerosas reparaciones realizadas a la figura en el arsenal de La Carraca, en San Fernando.
Precisamente del arsenal partirá el próximo miércoles, 7 de enero, el buque escuela rumbo al vecino puerto comercial de Cádiz, que tiene prevista su llegada a las 13, 15.
Será la forma de celebrar esta necesitada restauración. Además, en este acto, el imaginero malagueño y Araceli Sánchez Guitard, representante del astillero, recibirán unos recuerdos del Juan Sebastián Elcano.
El mascarón restaurado por Rafael Ruiz Liébana es el tercero que luce el buque escuela desde su botadura en 1927. El segundo, creado en 1965 y de tres metros y medio de altura, fue obra del joven artista malagueño Francisco Muñoz Bautista, fallecido en 1974, a los 33 años, en accidente de tráfico.
El escultor lo realizó mientras hacía la mili en San Fernando y para la diosa Minerva tomó como modelo a la hija del comandante de la base, que posó para él.
Los antiguos mascarones de proa solían tener relación con el nombre del buque, el armador o la nación. En el caso del Juan Sebastián Elcano, el primer nombre elegido para el navío fue ´Minerva´, ya que iba a sustituir a otro velero de igual nombre, comprado en el extranjero.
Al no reunir las características necesarias fue desestimado. La idea de ponerle ´Juan Sebastián Elcano´ partió del director del astillero gaditano, durante una visita del general Primo de Rivera para ver las obras del buque.
El general aceptó el cambio de nombre y desde hace 81 años, navegante y diosa surcan juntos los mares.
Además El Diario de Cadiz dice:
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